Cineclub Waleker

La Asociación Cultural Waleker fue fundada en el año 1993 en Catia Parroquia Sucre, por Livia Montes quien tenía poco tiempo viviendo en la Av. El Cuartel, inspirada por el movimiento cineclubístico de ese momento, venía de ejercer militancia política dentro de organizaciones de izquierda donde el Cine Club siempre estuvo presente como medio de organización y de construcción comunitaria. Empezó con proyectores prestados por otros cineclubes como Huayra, Guaraira Repano, Santa Isabel y otros, haciendo trabajo ecológico con la gente en las veredas de Urdaneta Catia.
 

En el año 1994 es invitada por un vecino a proyectar al Retén de Catia, en medio de la violencia y la triste situación de violación a los derechos humanos que existía en ese penal  Fue allí donde el trabajo del Cine Club tomó una dimensión extraordinaria, pudo traspasar los muros del silencio y la anarquía, para transformar el espacio y la gente, generando otras formas de comunicación e integración entre los reclusos, tal como ocurrió en el pabellón 3-Sur, catalogado hasta ese momento como el más peligroso del retén, transformándose en el Pabellón cultural del penal, obteniendo grandes resultados. A partir de este trabajo se incorporaron otros luchadores sociales que desarrollaban actividades culturales en sus comunidades, estos fueron: Ricardo Guerrero con los talleres de percusión, Angel Palacios con talleres de cámara, Juan Sanoja llevó la décima desde San agustín, y Roger Herrera el teatro, este trabajo nos reveló que si es posible conseguir un cambio sustancial en estos terribles lugares de oscuridad una vez que haya disposición de personas e instituciones, como fue el caso del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) que posteriormente nos prestó ayuda con pequeños recursos que para la escazés  que se vivía en el penal fue bastante grande y supimos aprovechar. Un vez demolido el retén seguimos al Rodeo II que fue la cárcel prometida por el gobierno de turno para mejorar las condiciones de vida de los reclusos que manifestaran su deseo de trasladarse hacia allá, nuestros muchachos acordaron irse juntos para no desarticular el trabajo cultural que se había organizado en el pabellón. El penal nos reunía las condiciones a pesar de las promesas, pero pudimos continuar con mucho esfuerzo los talleres. 
Desde entonces el Cine Club Waleker ha estado comprometido con la realidad penitenciaria, ha recorrido diversas cárceles del país llevando la imagen y el cine social como espejo en que los hombres ven sus vidas, sus posibilidades, esperanzas y sueños. El acercamiento a una realidad fetichizada en los medios, olvidada en los tribunales, en las escuelas y en las iglesias. Sí es posible la rehabilitación de los presos mediante la cultura, el análisis y el debate colectivo de las realidades propias y la voluntad puesta en las soluciones buscadas.

A partir del 2004 Cine Club Waleker incursionó en el área de los talleres literarios (2004) y la producción audiovisual (2007). Fue necesario escribir para aprender a leerse y leer a otros; no sólo ver cine sino hacerlo; participar, aprender, crear.  Así nace la Escuela de Cine Popular Penitenciaria del Cine Club Waleker, que sin abandonar el Cine Club, se convierte en pionera en la formación audiovisual de privados de libertad, propiciando el interés por el manejo de los equipos mediante un proceso de participación, integración y capacitación, que caracteriza la dinámica propia del taller en el que se ofrecen herramientas básicas para el manejo de cámara, construcción del guión, iluminación, producción, fotografía y actuación. No es un trabajo sencillo pero si es un trabajo en el que todos los que participamos, sabemos que luchamos por dar un poco más por la vida, por la libertad y por la esperanza.